el otro día entra un veterano a mi trabajo. un tipo de entre 70 y 75 años, de esos canosos, con traje, con chaleco y todo. ee los que una imaginaría casi no quedan.
y al irse, como gentileza, me desliza un "gracias muñeca".
¡la puta que lo parió!
yo no soy ninguna muñeca.
me revienta y me reventó siempre que me digan muñeca.
y no porque no me gustasen mis muñecas cuando era niña. las amaba. los temas son otros. siempre había pensado que era porque mis muñecas eran mis juguetes. si me trataban de muñeca, me volvían a la infancia, de subvaloraban, me trataban de juguete.
pero el otro día, el mismo que el veterano me intentó lisonjear y me dejó mas arisca que... no se qué, pero algo muy arisco, más tarde mientras tranquila, sola me tomaba un vino tinto y miraba
al chupete electrónico, me puse a pensar que en realidad lo de la muñeca era otra cosa.
los tipos que te dicen muñeca, quieren jugar contigo. quieren usarte, sobarte, cojerte. todo bien con eso. lo malo, es que si te dicen muñeca, quieren jugar a las muñecas.
no quieren acostarse con vos para gozar del sexo, sino para fantasear que juegan a la muñecas. son homos o bi no asumidos.
el vino se me seguía seduciendo y me puse a fumar, y mi entendimiento fue tan claro que llamé a varias amistades para comentarles y ninguna persona me contestó sino... ¿te das cuenta que son las dos/dos y 10/casi dos y cuarto/complete otro horario similar?
bueno, después me acordé que había empezado este blog. pero después me olvidé otra vez.
ahora lo escribo aquí.
¿la próxima vez que me traten de muñeca... les propondré acaso vestirlos de nena?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario